Los automóviles no avanzan y la gente se desespera, sacando lo peor de si. La cola de luces parece no tener fin. El espíritu ha perdido toda su fuerza, el ruido aumenta y los semáforos pierden sentido. La luna en el cielo es lo único que mantiene a las fieras tranquilas, esa luna llena que se alza sobre el perdido horizonte.
jueves, 21 de febrero de 2008
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1 comentario:
Viviendo en la Ciudad de México, llega un punto en el que el tráfico ya no te sorprende, aunque es cierto que nunca deja de desesperar. No queda más que inventarte algo mientras estás atrapado sin poder avanzar, mientras sientes que estás en la autopista del sur. Honestamente, no creo que todos terminen sacando lo peor de sí mismos, aunque todos terminemos fastidiados, hartos o con dolor de cabeza.
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